Asombro. Una perla brillante retenida por círculos transversales en medio de un denso y oscuro manto cósmico. Así es como se ve y se siente a Saturno al descubrirlo por primera vez por un telescopio. Dicen que es "la estrella" (por mas que sea un planeta) del Sistema Solar. Y en el primer vistazo a todos los seduce la magia de los anillos de este gigante gaseoso. "Parece un dibujito", "es igual a lo que vemos en las revistas", "¡es taaan brillante!"... Y el pasmo y la admiración de chicos y grandes no cesan. 


¿Existe una manera más óptima para que los alumnos puedan comprender el universo que estudiarlo bajo un cielo estrellado? Un mapa en el aula o un documental educativo logran acercarlos a los fenómenos celestes, pero participar de un campamento científico a 2.600 metros sobre el nivel del mar y tocar una roca hasta desarmarla con las manos puede ofrecer mucho más. Más sensaciones, más inquietudes, más fascinación.

"Parece que no atienden, pero mientras los chicos juegan también escuchan y aprenden", le cuenta a LA GACETA Rubén Tapia, docente del Colegio Nueva Concepción. Con 52 alumnos de sexto grado y cuatro maestros ellos realizaron el Campamento Científico que ofrece durante todo el año el Observatorio Astronómico de Ampimpa.

"Con los campamentos los chicos viven otra forma de estudiar y comprender la ciencia. Entran en contacto con los instrumentos, observan el fenómeno y construyen el concepto. Lo importante del proyecto de este campamento es que no sólo fue formulado por científicos, sino también por pedagogos", resaltó Alberto Mansilla, director del Observatorio. Allí también se organizan campamentos de capacitación docente con puntaje.

Un balcón natural
El Observatorio Astronómico se ubica en un balcón natural sobre el valle de Santa María, donde se enfrenta a las sierras de Quilmes o del Cajón, y mira simultáneamente a las provincias de Tucumán, Catamarca y Salta. Estas características resultan un ambiente especial para realizar todo tipo de observaciones y actividades relacionadas con Geografía, Biología, Arqueología, Astronomía y Geología.

"Para una óptima observación se necesitan ciertas condiciones, como estar ubicados a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Eso nos sitúa por encima de las capas atmosféricas más contaminadas y las más densas", explicó Mansilla. También se necesita poca humedad: un promedio anual que no supere el 5%, apunta el director. "Y en Ampimpa tenemos 250 noches despejadas al año. De esta forma decimos que se abre una ventana astronómica. Mantener un observatorio es muy caro (Ampimpa se sustenta de manera independiente al Estado o a instituciones), entonces no se puede instalar un observatorio en un lugar con pocas noches despejadas", agregó.

Cerca de las 19.30 los chicos se reúnen para iniciar la faena. Algunos murmuran y otros preguntan cuando comenzará. "Astronomía es sinónimo de paciencia", les dice Félix García, auxiliar del lugar. De repente una luz se refleja por un espejo esferoide del telescopio. Es el momento de la puesta del sol y el inicio de los suspiros, que expresan - sin saberlo - un enunciado filosófico: "sin asombro no hay conclusión posible de los fenómenos que tenemos delante".

El ojo electrónico
Telescopio Reflector Newtoniano

En 2007 se incorporó un nuevo telescopio, que amplió un 50% la potencia óptica. Además se dotó al nuevo instrumento de una moderna cámara astronómica, conocida como CCD, que permite fotografiar digitalmente los objetos que capta.

En la montaña 
Primeras caminatas 

Todo comienza en el colegio. Los busca un transporte equipado con instrumental científico. Una vez en Ampimpa los alumnos realizan una caminata para buscar restos fósiles (clasifican rocas) y recorren el Sendero Temático sobre la evolución humana.

Planetas y nebulosas 
Con el cielo abierto 

El telescopio permite ver uno de los cielos más diáfanos del país. Se aprecian impactantes objetos celestes, como la Luna, con sus cráteres y llanuras volcánicas; Júpiter y sus satélites; entre otros planetas y cúmulos estelares.



"Parece un dibujito" expresan los niños. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
En la cadena montañosa del Aconquija, a 150 kilómetros de San Miguel de Tucumán y a 2560 metros de altura, el Observatorio Astronómico de Ampimpa tiene un promedio de sólo cinco días de lluvia al año. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
La cabañas que albergan a los visitantes. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Chicos y estudiantes de todas las edades pueden vivir una experiencia inolvidable participando de los campamentos científicos del observatorio. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Optimas condiciones para la observación por encima de las capas atmosféricas más contaminadas. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Un lugar rodeado por los cactus del valle calchaquí. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
La puesta de sol hace suspirar de ansiedad a los niños que esperan con impaciencias la hora señalada para observar el universo. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
En el aula, Benjamín Scarube, descubre a los niños los secretos del cosmos. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Al atardecer comienza la danza de las estrellas en Ampimpa. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
"Con los campamentos los chicos viven otra forma de estudiar y comprender la ciencia" señala Alberto Mansilla, director del Observatorio. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
El ojo electrónico. El telescopio reflector newtoniano sorprende a todos. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
En foco. Ultimos preparativos entrada la noche. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Ciencia y tecnología de última generación. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
Así se ve la luna en el telescopio. Gentileza Observatorio Astronómico de Ampimpa
Tan grande como nunca la viste. Gentileza Observatorio Astronómico de Ampimpa
Como cáscara de naranja en blanco y negro. Gentileza Observatorio Astronómico de Ampimpa
Bajo un manto de estrellas en la noche de Ampimpa. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
"Sin asombro no hay conclusión posible de los fenómenos que tenemos por delante" opina Félix García, auxiliar del Observatorio. La Gaceta / Osvaldo Ripoll
La cabañas esperan en vano a las visitas. Con el cielo tan cerca vale la pena un desvelo. La Gaceta / Osvaldo Ripoll